Si te fueras sería el tiempo una daga, las luces que brindo un suspiro. Si te fueras sería el cielo y su sombra- simple canción del alma, duro camino de ángulos y cuernos, de tiempo y ornamenta. Si te fueras serían menos los niños, las rosas y orquídeas de asfalto puro. Si te vas la cosa cambia. Escucharé al loro y sus repeticiones, será la nube como una braza, pero ya nunca la lluvia, ese natural refresco del alma. Cuando te vayas me sentiré solo y sin manos; siempre sucede que la noche entra en mis ojos y más hacia adentro, hacia lo profundo. Y siempre es así, que se enredan en mis pies y en mi espalda tus pelos, como dos millones de horas, sin descanso. Cuando no estés, ya no me servirá la vida, será el destierro final ¡Sí! Y el alma en pena. Y habré perdido además, aquella costumbre de encontrarte, de tocar mis ojos y mis manos –hermano-.